DORADO A LA HOJA / PAN DE ORO

Este proyecto consiste en adquirir los conocimientos de la técnica antigua del Dorado a la hoja a través de las recetas tradicionales de sus dos versiones: dorado al agua y al mordiente. Se despliega acá todo el proceso práctico para llevar adelante estos experimentos y finalmente el aprendizaje del oficio.

Todo lo puesto en práctica surge del estudio de distintas lecturas e investigaciones en la web. Pero especialmente, del estudio detenido de la Tesis doctoral de Laura de la Colina Tejada por el Departamento de Pintura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, denominada: “El oro en hoja: aplicación y tratamiento sobre soportes móviles tradicionales, muro y resinas”, del año 2001.

Fabricación casera del Bol

Dorado al agua (Técnica tradicional)

Parte I: Preparación del soporte

Cepillado y lijado de listones de madera. Uno para ser entelado, tres para distintos métodos de relieve (alto y bajo) y tres para los tipos de metales: dorado, plata y cobre.

Gracias al ebanista, luthier y carpintero argentino Hernán Costa, por su clases, charlas y enseñanzas en el oficio de la madera.

Parte II: Cola madre

Hidratación y cocción de la cola de conejo (cantidad aproximada 900 ml.) para ser utilizada posteriormente en la imprimación y las diferentes capas del ‘aparejo‘, que van a recibir las hojas de oro. Después de haber hidratado la cola durante 24 hs. aproximadamente, se le dio cocción junto con vinagre y miel, a potencia máxima durante 40 minutos. El resultado: la cola madre lista para ser usada.

Parte III: Gíscola o imprimación

La gíscola es una forma de imprimación que tiene como base la cola madre de conejo. Esta última se calienta en una preparación de agua con ajo (para aportarle propiedades desinfectantes), en una proporción de 2 partes de agua por 1 de cola. La madera se impregna con este preparado (el cual siempre debe estar muy caliente) en movimientos circulares, con un brochón de cerda preferentemente. Por último se espolvorea un poco de yeso negro sobre la superficie semihúmeda para que las posteriores capas del aparejo se adhieran correctamente.

Parte IV: Yeso Negro

Las primeras partes de yeso que conforman el aparejo son de yeso negro, se denomina así al yeso menos refinado, de color grisáceo, que requiere ser tamizado para limpiarlo de algunas impurezas. El aparejo, más allá de cumplir la función de ‘colchón’ anteriormente mencionada, guarda una lógica entre sus sucesivas capas: se trata de ir superponiendo capas cada vez más suaves y refinadas, que van puliendo la rugosidad de las anteriores. Dichas rugosidades permiten la correcta adhesión entre membrana y membrana.

Luego de la imprimación, que permite sellar en parte la madera de base (no del todo ya que se necesita que todos los materiales tengan cierto nivel de absorción para una correcta adhesión) comienza el aparejo propiamente dicho, con la colocación del yeso. Éste, nuevamente, va a ser mezclado con la cola madre, para ser usado en dos instancias distintas: una primera donde el yeso está menos tamizado y con consistencia más líquida (mayor parte de cola), dejando una superficie mucho más áspera; y una segunda donde a la misma preparación se le agrega mayor cantidad de yeso, se filtra por un tamizado más fino, para posteriormente ser colado a través de la criba de media fina,  y se aplica a una temperatura más elevada. De la misma manera que la gíscola, el yeso se aplica en movimientos circulares con el brochón.

Para las maderas que van a ser enteladas, éste es el momento crucial para hacerlo, en la instancia de la primera capa de yeso: se adhiere la tela en uno de los extremos (puede ser con engrapadora, o con clavos como es este caso) se da una mano de yeso sobre la madera, se extiende el lienzo con cuidado de no dejar aire y se engrapa en los 3 lados restantes; por último se da una nueva capa del yeso ligero y se nivela con una tablilla de madera.

La segunda mano de yeso más espeso de coloca de igual forma sobre la madera, sola o entelada, con la única diferencia de que el preparado tiene que estar más caliente. Una vez colocado, se debe dejar secar para recibir la próxima instancia del aparejo: el yeso parís.

Parte V: Yeso Mate

Sobre las capas de yeso negro o gris lijadas, se colocan entre 4 y 5 capas del yeso conocido como parís, en este procedimiento llamado yeso mate. Éste es un tipo de yeso mucho más refinado que el anterior, de color blanco y con consistencia de harina (similar a la tiza también). Porque como se mencionó anteriormente, el aparejo consiste en ir superponiendo capas cada vez más refinadas, que se van adhiriendo a las membranas anteriores más ásperas.

Este yeso se prepara a baño María en la proporción de 1 parte cola por 2 de yeso: la consistencia es mucho más espesa (como si fuese un yogurt) y se endurece más rápido, por lo cual hay que colocarlo raudamente y mantenerlo caliente siempre (sin descuidarse, porque si se pasa en la cocción se seca y endurece). Se le agregan unas gotitas de aceite de lino para que no debe burbujas cuando se coloca.

El yeso mate alterna capas puestas en sentido circular y en sentido vertical (o barrido) para que se vayan trabando entre sí. Cada dos capas se debe lijar ligeramente y es recomendable no dejar pasar más de 15 minutos entre la colocación de membrana y membrana, deben estar algo húmedas al momento de recibir la siguiente. Una vez seco se continúa con el siguiente paso: el Bol de Armenia, una arcilla coloreada naturalmente extraída de dicho país; en este caso la he preparado de forma casera debido a la imposibilidad de conseguir esta sustancia en el mercado local.

Parte VI: Repasado de la pieza

Cuando las capas de yeso mate se hayan secado es posible que, sobre todo en objetos con relieves, las sucesivas membranas del aparejo hayan hecho algunos cambios en la forma original. También es probable que si el yeso se ha ido espesado demasiado a la hora de colocarlo y por ende, haya costado esparcirlo correctamente, pueden haber quedado marcas de la brocha y rugosidades.

Es por esto que entre las capas de yeso y las de bol, se lleva adelante el repasado de la pieza, que consiste en lijarlas para pulir las imperfecciones. En este momento hay que tener la precaución de que el lijado implica el devastado de material, por ende la disminución del aparejo que va a sostener las hojas de oro; si uno se excede en el repasado de la pieza, pueden saltar la capas anteriores y arruinar el procedimiento en el que venimos trabajando.

Una alternativa a esta forma de repasado es aplicar sobre la última capa de yeso oreada una tirada de aguacola templada (si está muy caliente puede hacer saltar el aparejo).

Parte VII: Relieves

Si la pieza la que se está trabajando no cuenta con relieves previos pero se desea agregarle, es en la instancia posterior al yeso mate el momento para hacerlo. Para producir relieves hay tres maneras básicas de hacerlo: 

a) Incisión, en bajo relieve, con la última capa de yeso mate aún fresca se dibuja con un punzón sobre la superficie el diseño elegido y se deja secar. Al estar fresca la superficie es lo suficientemente blanda como para poder ser surcada por la punta del punzón, quedando como resultado un dibujo “grabado”. Para transferir el diseño seleccionado a la superficie sin marcarla (como es el caso que se muestra en esta experiencia) una buena opción es el estarcido: que consiste en calar con una aguja u objeto punzante las líneas del dibujo impreso o graficado sobre la hoja; posteriormente sobre el yeso fresco se coloca la hoja con las perforaciones y se espolvorea pigmento, siendo repartido con la yema de los dedos, hasta cubrir toda la superficie. El resultado es el dibujo transferido en líneas de pigmento sobre el yeso aún fresco, listo para ser grabado.

b) Otra opción es la Cuerda y corcho, en alto relieve, que consiste en dibujar sobre el esquema pasado a la capa de yeso, ya seca y repasada, con piola y corcho para producir superficies en relieve. Una vez que se terminan de adherir estos elementos, se deben superponer sucesivas capas de yeso parís hasta cubrir todo el diseño y dejarlo secar. Este trabajo requiere de mucho tiempo y paciencia por lo que el yeso va a tender a endurecerse rápidamente; para que esto no ocurra es recomendable estar renovando seguidamente el agua caliente del baño María que contiene el recipiente con la preparación del yeso (explicado en el paso anterior). De apelmazarse mucho el preparado, puede ser recalentado de la misma forma y agregar una parte mínima de cola madre, lo que va a ayudar a darle ligereza a la mezcla.

c) La tercera forma es el Pastillage, Gofre, Barbotina o Embutido, otro tipo de alto relieve. Éste se produce a través de la superposición de capas de yeso, siguiendo el dibujo traspasado al soporte previamente, pintado con un pincel fino. Las mismas recomendaciones sobre el rápido secado de yeso mientras se está pintando en el método previo, valen para éste también. Una vez que se llegó a la altura deseada se debe dejar secar y proceder, como en cualquiera de los tres ejemplos mencionados, a repasar nuevamente la superficie, para pasar al último paso del aparejo: el bol de armenia.

Para este ejercicio se utilizaron tres diseños diferentes procedentes de manuscritos iluminados de la Edad Media. Muchos de los códices miniados, reciben el nombre de “iluminados”, debido a que contienen en su pintura la presencia de oro, ya sea en forma de pigmento preparado o a través de la técnica del dorado a la hoja. Es por ello la elección de estas guardas para formar un relieve que posteriormente será dorado.

1) Guarda central del Folio 140 recto del Cantigas de Alfonso el Sabio, de 1283, perteneciente a la Biblioteca de San Lorenzo en El Escorial. Ms. T. I. 1;

2) Guarda superior del Folio 2 verso del manuscrito Naturalis historia, del siglo XIII, que se encuentra en la Biblioteca Medicea-Laurenziana de Florencia. Ms. Plut. 82.1;

3) Guarda inferior del Folio 64 verso del Sacramentario de Berthold, c. 1200 y 1232, de la Pierpont Morgan Library de Nueva York. M. 710.

Las imágenes de estos manuscritos proceden del libro de Iago F. Walther y Norbert Wolf “Códices Ilustres. Los manuscritos iluminados más bellos del mundo desde 400 hasta 1600”, 2018, Eslovaquia: TASCHEN.

Parte VIII: Repasado del relieve y Lavado de las piezas

Cuando los relieves están secos se debe proceder al repasado, como se hizo anteriormente con las superficies planas, teniendo cuidado de no deformar o arruinar el diseño llevado a cabo. Pueden usarse limas o lija de 180, que dejará una superficie relativamente suave y permite un buen control del repasado de la pieza.

Cuando la superficie de yeso está lista, es recomendable agregar una capa de aguácela templada para limitar un poco la absorción del bol por parte del yeso parís. A este paso se lo conoce como lavado: a una parte de cola madre caliente se le agrega otra exactamente igual de agua a temperatura ambiente ( esto es para templar en grado de cocción, ya que si está muy caliente puede ablandar y correr el yeso). Se coloca con el brochón sin hacer mucha presión, intentando que cubra bien todo el diseño (puede agregarse un poco de polvo de bol amarillo para distinguir las superficies lavadas).

Parte IX: Bol de Armenia

[Este paso está hecho con un bol fabricado de forma casera, como se muestra en un álbum que se encuentra arriba dentro de este apartado del Dorado a la Hoja. Al no existir las pastillas secas de bol en el lugar donde vivo y tampoco la posibilidad de comprarlas, tras una investigación en la red sobre los componentes del bol armenio original, decidí fabricarlo de forma casera mezclando arcilla blanca de la calidad más refinada que viene, con los pigmentos ferrites negro, ocre y ladrillo. El bol original es una arcilla coloreada naturalmente que se extrae de Armenia, pero cuya composición es similar a la del resto de arcillas, por lo cual esta imitación ha resultado bastante bien.]

Para preparar el bol es necesario utilizar la cola madre y las pastillas de bol hidratadas o bien molidas y posteriormente mezcladas con agua. El primer bol en colocarse es el amarillo, el cual será mezclado con una cola madre mucho más fuerte: partes iguales de cola y agua, cocinada a baño maría. Cuando la cola esté lista se le agrega la pasta de bol y se sigue cocinando a baño maría hasta que la mezcla quede integrada. Se aplican entre 2 y 3 capas con brocha de pelo suave, sucediendo membranas cada vez más concentradas en la cantidad de bol. Se debe dejar pasar un día para que se seque completamente antes de agregar el bol del color siguiente.

– Los colores del bol dependen de las hojas que se vayan a usar para dorar: si las hojas son doradas, se utiliza sobre la capa ocre base, bol rojo o verde; en el caso de las hojas de cobre, sólo el bol rojo; y en el caso de las hojas plateadas, se utiliza el bol negro, gris o azul. El color del bol no es aleatorio sino que, debido a que las hojas son tan delgadas, el fondo se trasluce y emana un brillo, por lo que este tono de base debe estar en función de las hojas que se usen, ya que el color repercutirá en el resultado final.

Antes de proceder con la segunda tonalidad de bol, se debe repasar la pieza con un puñado de estopa o pincel pulidor, para quitar cualquier residuo que se pueda haber posado sobre la superficie, posteriormente se deben “barrer” con una brocha suave los restos removidos. La segunda tanda de bol se prepara con una cola más ligera y se aplica de la misma forma que la anterior, con brocha suave y superponiendo capaz cada vez más espesas en bol. El número de capas varía entre 3 o 4. Una vez seco se debe proceder nuevamente con el repasado de estopa o pulidor.

Debe dejarse un día nuevamente para que se seque por completo antes de comenzar con la adhesión de las hojas de oro.

Prueba comparativa de diferentes Bol. A la izquierda una tabla impregnada con el bol al agua industrial, a la derecha el bol de pastilla seca fabricado de forma casera. Los dos resultaron óptimos.

Parte X: Las hojas de oro

Con el aparejo listo y el bol seco, se procede a colocar las hojas de oro (plata, cobre, o imitación: bronce y aluminio). Para adherir las hojas se debe preparar un aguacola ligera, la proporción es un dedal de cola madre preparada en 33 ml de agua a temperatura ambiente; se le deben agregar unas gotitas de alcohol para optimizar la adhesión.

Para este paso se usan distintas herramientas que hacen a la caja del pan de oro:

– la almohadilla o pomazón: un ‘colchoncito’ tapizado con gamuza y cubierto con una pared de pergamino en uno de sus extremos. En esta superficie se cortan y resguardan las hojas de oro para su posterior uso; el pergamino cubre las hojas de cualquier corriente de aire, ya que las láminas son hipersensibles a los movimientos debido a su delgadez. [La pomazón que yo utilizo está hecha de forma casera y el tapizado es con cuero vacuno fino; para suplantar al pergamino he usado una hoja de papel de bambú].

– pelenesa o polonesa: brocha de pelo de ardilla destinada a trasladar las hojas desde la pomazón a la superficie con cola y apoyarlas.

– cuchillo de dorador: cuchillo recto y liviano para cortar y transportar las hojas de oro desde el paquete a la pomazón.

– pincel de pluma : pincel doble (de pelo de mono en este caso), con un extremo se aplica el aguacola y con el otro se adhieren las hojas una vez apoyadas con la polonesa.

Las hojas de oro o sus imitaciones o variantes, son muy delicadas y finas por lo que su aplicación implica un trabajo muy paciente y refinado. Si el aguacola esta puesta de forma irregular o se deja pasar mucho tiempo entre su colocación y las hojas, la aplicación se estropea y quedarán partes sin cubrir. Si las hojas se colocan de forma muy rápida y descuidada sucederá lo mismo. De todas formas como con todo proceso técnico, es la práctica la que va puliendo los errores y siempre se puede sobre dorar para corregir imperfecciones.

Primera prueba hojas doradas sin bruñir, resultado mate

Dorado en polvo

La técnica del dorado con pigmento en polvo es una forma alternativa a la de las hojas de oro. No permite bruñir ni sacarle brillo al metal, ya que está en forma de pintura, mezclando el pigmento con el extracto de banana (destinado a aglutinar el pigmento metálico por excelencia) y unas gotitas de acetona. Los pigmentos son, al igual que las hojas, de oro, plata y cobre; y bronce y aluminio como imitación de los dos primeros.

Se debe preparar en pocas cantidades ya que al contener acetona (sustancia que se encuentra también en el extracto de banana) tiende a evaporarse y secarse rápidamente. Por ello se va fabricando y cubriendo de a pequeños tramos. Los pigmentos de alta calidad son muy resistentes y se usan generalmente para superficies expuestas en el exterior, ya que son de alta durabilidad. Es recomendable usarlo en objetos o membranas relativamente pequeñas por lo que la tirada de pintura es muy corta y demora mucho cubrir la totalidad de la superficie. También se sugiere usar esta técnica en objetos que contienen relieves muy recargados y pequeños, ya que, si se desea dorarlos, es difícil entrar con las hojas de oro sin que éstas se rompan.

Este ejemplo de dorado se llevó adelante en la restauración de un joyero francés de finales del siglo XIX, tallado en bronce, con tapa de cristal y camafeo de porcelana pintada. El joyero ha perdido el tapizado interno original de seda, por lo que sólo se suplantó la base con un pedazo de gamuza. La estructura metálica del joyero fue limpiada y dorada con bronce en polvo al igual que el borde de la tapa. Esta última fue desarmada para limpiar el cristal y el camafeo y dorar el bronce.